Emocionada y al mismo tiempo curiosa e interesada, la princesa de Asturias tuvo una simpática anécdota al término de las firmas oficiales en el Libro de Honor del Congreso, que hoy precisamente estrenaba su segunda edición.
Leonor leía entusiasmada los mensajes allí reflejados, el último de los cuales fue el de su hermana Sofía. Quizás alentada por el gesto de su madre, que regresó sobre sus pasos para leerlo, la princesa de Asturias hizo lo propio.
Mientras el grupo integrado por los reyes, la infanta Sofía, y los presidentes del gobierno, del congreso y del senado y del Tribunal Constitucional se dirigía a otra sala del congreso para iniciar los saludos oficiales, Leonor se quedó leyendo, con aspecto de estar muy interesada en los distintos parlamentos allí escritos.
Su padre, el rey, "volvió" a por ella. Con mucha sutileza, tocó la mano de su hija en un pequeño gesto apenas perceptible. Leonor entendió enseguida el 'mensaje' y abandonó la apasionante tarea.
Felipe y su hija mayor -también la pequeña, quien le agarró la mano al terminar de firmar y él se la apretó cariñoso- mantienen una relación muy cercana, llena de guiños, de momentos simpáticos y miradas cómplices.
Ella busca la aprobación de su padre y él, se asegura de que su heredera aprende deprisa del protocolo, las normas, los instantes emotivos, los solemnes y también aquellos donde hay que ser puntual.
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